miércoles, 19 de octubre de 2011

Caballeros de la rebeldía burocrática.

Por la mañana, a vista de que no tenía clases próximas en mi horario, me dispuse a escoltar a mis amigos diseñadores a tomar fotos dentro del campus de la Universidad (la sesión debía aludir a temáticas cotidianas). Después de algunas risas y disparos fotográficos, nos disponíamos a partir de vuelta a nuestros territorios autóctonos (Nuestra “facultad”, que ni es facultad sino escuela), cuando de pronto uno de mis compañeros corrió a lanzar, cual paparazzi, su lente contra una pareja de estudiantes en actitudes románticas. No pareció tan grave para ninguno de los presentes, por lo que hicimos caso omiso de la acción y nos limitamos a reírnos del altercado.

De pronto, salido de la nada, un hombre ataviado en un traje café se agregó a nuestro círculo juvenil y comenzó a cuestionarnos sobre la  naturaleza de nuestra intenciones, al tomar aquellas fotografías. Pasamos severos minutos discutiendo con este sujeto, quien resultó ser el encargado de seguridad del Campus. Fuimos testigos, entonces, de un discurso increíblemente extenso sobre la validez de las costumbres, normas y reglas que ha de seguir un mexicano (según él, las reglas de La Universidad se deben aplicar a todos los habitantes del país). Todo el barullo únicamente resultó en una “adevertencia” que me sonó más resignada que un capricho y la sugerencia de protestar… mediante procesos burocráticos.

¿Por qué es que la sociedad actual se obsesiona con tal ímpetu, con los trámites burocráticos y litigios sin sentido? Es típico de nuestra sociedad sumergirnos en reglas que, si bien existen por una razón, no son aplicadas al pie de la letra y sólo ayudan a las instituciones a fortalecerse por encima de la misma Ley. Marx decía que el gran problema del Estado es la corrupción de los organismos que imparten las leyes y sus procesos, pues  ambos en lugar de quedar sujetos al la misma ley transgiversan los sentidos y se imponen por encima de la misma.

No es que sea un fiel partidario de Marx, pero comparto su visión del Estado burocrático en el que vivimos y el cual, por más que intentemos, no cambiará si jugamos bajo las mismas reglas. Por algo existen grandes vacíos legales, por la incompetencia del sistema, ya quedó claro que nuestro modo de vida no funciona de esta manera ¿Entonces por qué no tratamos de actuar diferente, crear una innovación en lugar de seguir los modelos preestablecidos?

Seré un caballero por la rebeldía real, la burocracia no sirve… 


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