martes, 29 de noviembre de 2011

¡Sacude tus pequeñas botas y a bailar! :D

Hace ya unos años, fui víctima de uno de los fenómenos más insólitos que jamás le haya ocurrido a un ser humano:

En aquella ocasión, me hallaba postrado dentro de un enorme caserón, en una de esas fiestas opulentas y masivas planeadas por el grupito de jovencitos “cool” con complejo de RP. El  objeto principal de la noche era sacudir el cuerpo al ritmo de beats electrónicos / pop muy pegajosos y actuar de la manera más insospechadamente vergonzosa, frente a los demás asistentes de la noche. Por supuesto que ninguna de estas situaciones me eran enteramente desconocidas, incluso se trataba de acciones que solía practicar con bastante frecuencia; siempre y cuando mi cuerpo estuviese repleto de galones…  y galones de alcohol. Por desgracia para mí, me encontraba bajo un tratamiento médico muy riguroso que me prohibía ingerir cualquier bebida etílica,  por lo que esa noche me limite a recargarme en una esquina distante a beber una gigantesca dotación de Coca-Cola, mientras esperaba a que mis amigos decidieran alejarse del ambiguo paraje de la ebriedad.


Como estaba completamente sólo (observaba a mis amigos desde lejos), el único contacto social que lograba obtener,  eran las miradas lascivas que una que otra señorita lanzaba en crítica severa a mi anticuada vestimenta.  Para agravar la situación aún más, mi cabeza se encostraba en colapso inminente, después de escuchar durante varias horas el set especial de Belanova remix y Lady Gaga’s Gang.

 Harto del poco desenvolvimiento de mi noche, me disponía a retirarme del lugar, cuando de pronto, me percaté de un fenómeno bastante peculiar: mi pie izquierdo se movía al ritmo de la música. Primero, entré en pánico, asustado de que me estuviese uniendo al mar de seguidores del baile de la Gaga; afortunadamente no era así. Se trataba de una pista nueva, indudablemente pop, pero con un sutil toque de frescura dentro de aquella sonoridad perfecta. No se como ni cuando, pero pronto terminé saltando y bailando casi 5 minutos (duración de la canción), de la manera más alocada y deleitante que jamás haya sentido (SÍ, seguía sobrio).  Esa noche, regresé a mi hogar con un sentimiento de satisfacción sobrenatural, algo que no me había vuelto a ocurrir desde aquel entonces. 

Días después, me enteré que se trataba de ‘Stuck On Repeat’, canción de la cantante británica Little Boots. Obviamente corrí a comprar su álbum con enaltecida premura, en cuanto me enteré donde y como conseguirlo. Terminé por amar por completo el disco,  lleno de toques de hilaridad y seducción que jamás había escuchado en una cantante de música Pop.


Hace unos días, en casa de una amiga mía, hallé el nuevo sencillo de la cantante, titulado ‘Shake’. Mientras ella se encontraba en la privacidad de su habitación, tomé unos audífonos y me dispuse, en la más tajante clandestinidad, a escuchar aquella revelación auditiva. Lo volví a sentir, no pude parar de bailotear y propiciar saltitos sobre el sillón de mi compañera, siempre con aquella continua sensación de que todo mi mundo se encontraba bien.

Aún intento descubrir cual es el factor que hace a Little Boots tan hipnotizante para mi ser ¿Estará en sus delicados acordes de piano o quizá  es la dulzura etérea de su voz? Ni idea, sólo se que una fiesta siempre se disfruta más cuando me pongo unas botas muy pequeñas. 


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