miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿Twetear o no Twetear? He ahí el dilema...

 En aquellos añejos años en los que la situación era inminentemente tumultuosa en nuestro país y, además, el gobierno resultaba poco eficiente e incluso contraproducente para el mismo; surgieron un grupo de personas que levantaron la voz, que no soportaron  mantener el silencio ante la clara ineptitud y caos del mundo en el que vivían, que buscaban crear conciencia y expresarse con ayuda de aquel término tan controvertido en nuestros días: Libertad.

En cualquier medio, por cualquier forma, se buscaba encausar a verdadera y tangible revolución de ideas que efectivamente eclosionaran hacia el progreso; periódicos, música, pintura u otras formas de expresión resultaban válidas. De ahí que en nuestra nación el gobierno (tricolor) buscara, bajo cualquier condición, reprimir aquellos actos de “sedición” (basta recordar a nuestro “queridísimo” Díaz Ordaz y sus absurdas reformas al respecto).

Con el surgimiento del Internet y las redes sociales, el gobierno se enfrenta ahora con un poder jamás antes visto. Un medio creado por y para la gente, en el que toda figura de represión queda sutilmente achacado al resultado más inverosímil del planeta.

Mucho se ha hablado sobre las nuevas propuestas de ley que se han formulado en los últimos días y semanas, cortesía de Enrique Peña Nieto y Javier Duarte, ambos priístas. El primero nos pide castigo para aquellos comunicadores, periodistas o analistas que osen revelar las conductas virulentas de los políticos mexicanos. La segunda nos remite un poco al problema del narcotráfico, solicitando cárcel para aquellos que divulguen la existencia de explosivos, ataques con armas de fuego o cualquier clase de violencia de este tipo.

Sólo me gustaría recordarles a aquellas “distinguidos” mandatarios sobre un pequeño artículo en la constitución de los Estados Unidos Mexicanos y que dice mas o menos así:

“ARTÍCULO 7 – Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como instrumento del delito. “

Con eso me basta y sobra para reiterarles la ilusoria abominación que intentan reproducir aquí, asustados por el poder de los nuevos medios electrónicos como twitter y su innegable influencia en la población. Otro recuerdo más de esos viejos leoncillos priístas que atacan a las indefensas hienas como yo, por expresar libremente y sin ataduras nuestro pensar.





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